domingo, 3 de abril de 2016

La libertad en el alma de Jacobo Borges

Se cayó el vaso. ¡Qué extraño! Cayó a las 11:00 de la mañana. Esa es una señal. No cayó ni a las 12:00, ni a las 4:00 de la tarde. ¡Qué cosa más rara! El vaso se partió en dos mitades… Sólo en dos, ni una más. ¡Qué problema! Que presagio será ese. Alzo la vista, miro hacia el techo. Justamente sobre el vaso roto está la lámpara. ¡Tiene el bombillo quemado! Ese sí que es un problema. El vaso se ha roto y arriba el bombillo está quemado. ¿Qué será lo que está pasando? Cómo se podrá arreglar eso...Todo es tan difícil. Entonces viene Diana, se monta en un taburete y cambia el bombillo...

Relato de Jacobo Borges durante su conversatorio el sábado 2 de abril en la Galería Freites. Caracas.


La historia que narra Jacobo Borges casi al final de su conversatorio es una metáfora sobre la responsabilidad que tenemos todos para procurar un cambio en la realidad que nos rodea. Así como él transforma la realidad  desde la pintura con seres cuyas proporciones son extravagantes o amorfas, o en las faraónicas escenografías que se ideó para grandes piezas teatrales dirigidas por Isaac Chocrón o José Ignacio Cabrujas, de la misma manera, reflexiona en estas deformidades que esperan por otro alguien que las enderece.

Yo no entiendo cómo una isla como Singapur que no tiene agua, que no tiene petróleo, con 6 millones de personas como en Caracas, se logró convertir en un país desarrollado. Creo que la diferencia es que en Venezuela uno no se hace responsable de lo que hace. Yo soy así por mi papá; esto me pasa por que mi jefe…Lo que uno es siempre es responsabilidad del otro…

He estado presente en tres de los cuatro conversatorios que se han realizado en la Galería Freites, para rendirle homenaje a Jacobo Borges, con una exposición que abarca 30 años de creación artística. Mientras en las paredes se distribuyen las 50 obras que presentan la evolución del artista, la esencia del arte se cuela en el espacio libre, entre el público que acude a cada sábado de cita, para escuchar a este humilde caraqueño, que transitó su infancia entre El Cementerio y Catia, y a sus 86 años sigue andando caminos, construyendo e inventando, sea en Venezuela o en otra parte del mundo.

En cada uno de esos encuentros, Borges reitera que él no consideraba oportuno que le hicieran esta exposición. ¡Pero cuán equivocado estaba!, lo admite, porque esta experiencia le ha servido, no sólo para hilar sobre sus pasos, sino también para abrir oportunidades y esperanzas a la gente que le acompaña.

El primer encuentro fue con Ximena, su hija, y la intervención de su voz con una secuencia de fotografías refieren la conjunción de  canto y pintura que se estableció cuando la Camerata de Caracas ensayaba en el taller de Borges, mientras él pintaba a sus integrantes.  Escuchar a Borges es saber  cómo se le rebeló a su padre, quien le dijo que sería carpintero como todos en la familia, pero él se escapó para pintar, y se buscó un trabajo en una agencia de publicidad. Atrevido le lanzó los dibujos al director creativo, siendo un niño. Directamente le dijo que quería trabajar allí. Hasta mejor sueldo obtuvo, mintiendo sobre lo que ganaba siendo carpintero (trabajó como dibujante en la publicidad McCann-Erickson con Carlos Cruz-Diez).

Borges y Cabrujas, Borges y María Fernanda Palacios, Borges y Aquiles Nazoa, Borges y Román Chalbaud, Borges e Isaac Chocrón, Borges y Mario Abreu, Borges y Sergio Antillano... Una Venezuela que es tan reciente en la historia y que parece tan lejana. Pero teniendo a Borges en este recinto de Las Mercedes se revive un país, y entonces, ya no nos sentimos tan solos ni ajenos.

El agua como vertiente de su creación: “Una vez me preguntaron cómo era pintar el mar. Yo respondí que yo sólo quería pintar el agua violenta, y me llevan a una playa oceánica. Estando allí me agarra una resaca. Casi me ahogo. La muerte es dulce, lo que es duro es vivir. Yo decidí dejarme ir, no pelée con el mar. En algún momento salí y vi a Diana a lo lejos que me gritaba que estuviera tranquilo…Por eso dibujé aquellos cuadros (señala al fondo) donde el personaje nada hacia arriba, buscando el cielo, pero yo pensaba que si también lo colocaba hacia abajo, también llegaría al cielo, porque llegaría al otro lado de la Tierra”.
Foto de la Galería Freites

Una persona del público le pregunta que si el imitó la obra de Rembrandt

-Claro que copié. Para uno buscar su propio estilo tiene que ver mucho, seguir a alguien, pero finalmente uno hace lo que quiere hacer.  El tema lo vuelve a recordar en su tercer encuentro cuando dice, “Si yo me acerco a Leonardo o a Rembrandt  y luego salgo a pintar, yo soy un irresponsable, porque después de eso no debería pintar. La modestia nace de la realidad. Lo que vale para nosotros es el esfuerzo de construir”

Las artes escénicas y el cine son los temas para invocar la tercera cita. “Siempre he estado transformando la realidad. Nunca la he podido ver como es. Por eso mis diseños son así. Crear escenarios que se quedan atrapados entre la realidad y la no realidad. Cuando diseñé la escenografía en Los Ángeles Terribles había un mosquitero que arropaba a todo el público. Ahora me asombro de que me hubieran permitido hacer esas locuras”.

Jacobo Borges habla de sus próximos proyectos, sigue inventando, sigue creando.


El único sitio donde puedo estar libre es en esa parte secreta de uno. Jamás se puede penetrar. Uno hace una traducción visual de la realidad, pero eso son equivalencias. Cada uno de nosotros tiene algo especial para esas equivalencias. Estoy lleno de imágenes y de historias en la cabeza. No me hace falta un líder que me explique algo, uno tiene formas de entender. Esa debe ser la sociedad del futuro. Todos somos libres en un punto que ninguna sociedad puede controlar.




Próximo encuentro: 

Sábado 23 de abril, 11:00 am
Imagen de Caracas
Proyecto multimedia presentado por Jacobo Borges en 1967, 
como celebración de los 400 años de la ciudad de Caracas.

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