Todo fue una sorpresa ese día 30 de junio. La primera, leer pasadas las cinco de la
tarde que dos horas después estarían en concierto la banda Street Beat Brass Band de Nueva York, en la Librería Lugar Común. Tenía el tiempo justo para
llegar desde el centro de Caracas hasta Altamira.
Me senté en el piso
apenas entrar, sorteando un público que no era muy numeroso pero no pensaba
estar de pie. La banda conformada por Jeff Fairbanks (trombón,
líder/arreglista), Michael Webster (saxofón alto), Jason Wiseman (trompeta),
James Rogers (Sousaphone), Vin Scialla (percusión) ya estaba en la esquina
donde suelen acomodarse los niños a leer. No creo que pasaron ni cinco minutos
cuando comenzaron a tocar.
Foto Carlos Ancheta/ cortesía de Librería Lugar Común. |
El dixieland jazz es la música que caracteriza a esta banda, que se
apropia de los temas latinos para darle un sello particular a su estilo, un
calipso, canciones mexicanas (charros jazzísticos inspirados en la tambora de
Sinaloa) fueron incluidos en el repertorio. Si los instrumentos de metal y la improvisación son las cualidades de este particular estilo de tocar jazz (originado en el Delta de Misisipi), la mezcla con una latitud más lejana pero tan similar en la coordenada sur le abre más opciones para la apreciación musical en otras culturas. Hablan de querer incorporar piezas venezolanas, las cuales han conocido más a fondo en esta
breve gira por Latinoamérica, y donde nuestro país fue el cierre antes de
volver a su hogar. También agradecen con gran humildad la presencia del público
en la Librería a sabiendas de que los venezolanos son grandes fanáticos del
fútbol y no se pierden ninguna transmisión de competencia alguna en esta Copa
América 2015.
Aun cuando refieren su raíz de la música de Nueva Orleans, cada
canción es una demostración de que los sonidos tienen la habilidad de amalgamar
culturas a través de los tonos y los ritmos que salen de sus instrumentos de metal.
Cuando fueron invitados por la Embajada de los Estados Unidos,
se anunciaron dos únicas presentaciones en Chacao y Los Teques (el pasado 26 y
27 de junio), afortunadamente abrieron esta tercera oportunidad (la cuarta era
para un evento privado, les escuché decir, cuando una persona del público
quería saber si los podría escuchar nuevamente).
Foto Carlos Ancheta/ cortesía de Librería Lugar Común. |
Señala la reseña de la embajada americana que el director de
la orquesta Jeff Fairbanks es considerado un excepcional trombonista y artista
multifacético que brilla en los escenarios newyorkinos. Ganador del Independent
Music Award, 2012; National Awards del ASCAP; BMI; Aaron
Copland Fund, NewMusicUSA, entre otros.
La noche fue breve, ellos inicialmente complacieron una
petición del público y dijeron que si había alguna solicitud adicional y ellos
conocían el tema podrían tocarlo. Yo tenía en mi mente We Shall Overcome…quería pedirla, pero ante tanta alegría y sabor,
pensé que quizás ésa canción no coincidía con el espíritu del momento.
Algo curioso me pasó mientras escuchaba las interpretaciones, los estantes de libros también me hablaban de la música. Por ejemplo, a mano izquierda, recibiendo la gruesa exhalación del trombón estaba un libro rosado (A Fairbanks le gusta vestir color púrpura) con el nombre Orquidea. ¿Una flor, obviamente? no...En Venezuela también se llama orquidea a ese ritmo que se hace con las palmas de las manos a cinco golpes (como los pétalos) plam, pam, pam... pam,pam. Y que los músicos invitaban a repetir. Sobre sus cabezas una serie de cuentos infantiles resaltaba con un título en el medio, "Olivia y su banda"...
La segunda sorpresa de la noche fue el obsequio de un CD con
una selección de sus composiciones, cortesía de los organizadores. En este país
de carencias, saber que escuchaba a músicos de escenarios internacionales de
manera gratuita y además, llevarme un poster firmado y su disco compacto me
permitió ratificar que en pequeñas cosas se puede encontrar grandes
satisfacciones. Veo que entre sus temas está When de Saints go marching in, que no estuvo en el repertorio y que
yo con todo gusto habría cantado un coro. Y con el mismo aliento de sus metales yo me fui cantando por la calle la melodía faltante.
Postdata: Fue muy gracioso que Jeff Fairbanks me tendiera su mano para ayudarme a levantar del suelo. Fue como si telepáticamente me hubiera escuchado decir ¿Y ahora cómo me pongo de pie? Fue todo un caballero. Se lo agradezco. Esa fue la tercera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario