miércoles, 31 de mayo de 2017

Fotografiar el voto

Fotos: Elvira Prieto
Durante quince años, más o menos, el  artista Alberto Asprino comenzó a guardar las servilletas que los electores  venezolanos soltaban una vez concluido el acto de votación. Son  evidencia de los años más recientes de consulta popular, directa y secreta en Venezuela. En algunos casos, los testigos de mesa le impedían llevarse aquél desecho. En otros casos, simplemente quedaba la tinta indeleble tan absorbida en su abandono, que la simple solicitud al elector bastaba para que quedara en sus manos. Había un acto singular en cada captura: debía recolectarlas sin intermediarios, desde la pureza del momento en que el sujeto que votaba concluía su derecho.

Los artistas y los fotógrafos tienen mucho de acumuladores. Unos porque buscan atrapar objetos para luego ser transformados en arte; los otros, obsesionados en acumular tiempo a través de imágenes, pero también acostumbrados a guardar piezas para la puesta en escena. Asprino reunió todas las condiciones.

Vinculado a la fotografía por el proyecto de Incubadora Visual, promotor de la fotografía, curador, museógrafo y arquitecto (también acumulador de oficios), tuvo la iniciativa de dar forma a otro lenguaje que no se borra tan fácilmente, al igual que esa tinta convertida en sujeto fotográfico.

La muestra que se exhibe desde el 14 de mayo, en la Galería Tresy3 (ubicada en Las Mercedes), y que lleva como nombre “Retratos Indelebles”, es a decir del fotógrafo Juan Toro “la primera exposición fotográfica de una persona que no es fotógrafo”. A cargo de esta curaduría estuvieron Juan Toro, Yuri Liscano y Ricardo Arispe.

Algunas de estas fotografías fueron impresas en tela, y así vuelve a reinventarse la imagen en el arte. Otros cuadros tienen  una dimensión que hace dudar si realmente el espectador está frente a una imagen fotográfica o ante el propio objeto enmarcado. “Me gustaría poder hacer una gran tela con todas esas huellas de tinta indeleble, en una gigantografía”, dice Alberto Asprino. Pienso que sería la mejor manera de “gritar” el voto como acción y manifestación democrática.

Fotos de Elvira Prieto
Los azules enmarcados también nos remiten al famoso test de Rorschach, pero en este caso, la ambigüedad de la mancha tiene una conclusión real y concreta. Los personajes en pareja, las mariposas, las flores,  los cuadrúpedos,  evocan un juego, un pasatiempo, pero es una sensación momentánea. Ese mensaje invisible inconscientemente nos permite pasear por cada una de esas manchas que sobre la pureza del doble blanco, el del fondo y el de las paredes,  terminan ratificando lo que ha sido un clamor que nunca se borrará en el país: El voto es la expresión de paz.

Ese es un hecho indeleble. Y Alberto Asprino lo recuerda en su colección de servilletas.

Esta foto fue tomada de la página de Cultura Tresy3
Tomada con celular (Inger Pedreáñez)

2 comentarios:

  1. Me encanta tu reseña. Pendiente en ir a la Galería para encontrarme con lo que nos cuentas. Las servilletas son esas acompañantes anónimas que resultan más útiles de lo que podemos reconocer.

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