viernes, 11 de mayo de 2018

La generosidad es un poema abierto en La Poeteca


Una vitrina cerrada, a mano derecha de la sala de lectura, guarda ejemplares de los poemarios de algunos selectos poetas del país. A la mitad de todos ellos, un libro abierto de Rafael Cadenas, con una dedicatoria: “A la inverosímil Poeteca, que siempre tendrá mi mano tendida”.

Vencimientos, de Juan Liscano; ¿Y si el amor no llega?, de Igor Barreto; El solitario viento de las hojas, de Vicente Gerbasi; Obra elegida , de Alfredo Chacón; Trópico absoluto, de Eugenio Montejo; Filiación oscura, de  Juan Sánchez Peláez, y Los cuadernos del destierro, también de Cadenas, son los otros libros resguardados en ese piso de la estantería.

Foto cortesía de Blanca Elena Pantin


En la sala, un espacio de aproximadamente 40 metros, se encuentra sentado con toda su humildad, cercano a un estante, al poeta Cadenas, abstraído en  su lectura (debo  aclarar que, desconocía, al momento de escribir  esta nota, la grata noticia del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana recién otorgado al autor de En torno a Basho y otros asuntos, su más reciente libro), cada cierto tiempo, alguno de los presentes le toma fotos, sin interrumpir su lectura.

Rafael Cadenas no es el único que apuesta por este solaz para la lírica. Los primeros en darle cuerpo a esta iniciativa fueron Alfredo Chacón, Igor Barreto, Blanca Elena Pantin, Yolanda Pantin y Gabriela Rosas, quienes mucho antes de pensar que una iniciativa como ésta podía ser cristalizada, fueron desprendiéndose de parte de sus propios libros, en la necesidad de legar a otros las páginas que fueron sus referentes. Así llegaban a manos de Marlo Ovalles, un emprendedor poeta que lleva adelante Team Poetero desde 2011 y promueve junto con AutoresVzlanos (Tibisay Guerra) el Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas.

Este desprendimiento generoso de los poetas venezolanos permitió que la colección de la Poeteca alcance más de 3.000 libros de poesía a disposición del público, con cinco estantes, dos revisteros, cuya cuenta va a seguir incrementándose en los registros de quien estará al frente del proyecto: el poeta, escritor, librero y profesor universitario, Ricardo Ramírez Requena.

El día de la inauguración se podría decir que estuvieron prácticamente todos los poetas de la ciudad. Pero no se trata de nombrarlos, porque no son sus firmas lo que contaba ese día, sino el jolgorio y la unidad por un espacio que demuestra que este país tiene una gran fuerza en los versos.


La sala de lectura parece pequeña, pero es vasta. A ella se suman dos oficinas administrativas. Adicionalmente, hay una sala de juntas, espacios dispuestos para talleres y cursos, una sala con capacidad para 50 personas disponible para recitales, charlas, presentaciones y clases magistrales. El área común es un gran espacio abierto, que augura ser lugar de futuras presentaciones editoriales. 

Desde el sótano de la Torre Uno en Las Mercedes, se abre un gran horizonte para las letras con un proyecto final como destino:  la creación de un Diplomado en poesía, para lo cual se requiere del apoyo de universidades nacionales, e incluso de otros países. La Poeteca será como el paraguas que arrope a Team  Poetero y al Concurso Nacional de Poesía Joven. Su promotor, Marlo Ovalles no renuncia a soñar y menos a hacer todo lo que esté a su alcance.


Entre libros te veas

En sus palabras al inaugurar La Poeteca, Ricardo Ramírez Requena, señaló que “ésta es una  oportunidad de disfrutar de una experiencia extraordinaria, como es ver el crecimiento exponencial de una biblioteca”. Le acompañarán en esta tarea Marianela Contreras y Andrea Nolasco.

En conversación posterior, Ramírez Requena revela una confesión que podría resultar fácil de adivinar: “Yo sufro de bibliofilia”.

La Poeteca abrió sus puertas al público el lunes 7 de mayo, y refiere Ricardo Ramírez que en lo que va de semana se han recibido 100 libros adicionales en donaciones y existen promesas por otros 1.000 libros. “Las tengo detenidas porque estoy esperando recibir los estantes para que puedan estar a disposición, lo más estable posible”, anuncia. Ya en mente está la posibilidad de que la sala de lectura no sea sólo una, sino que tal vez las oficinas aledañas también se utilicen para el mismo fin, creando espacios particulares. 

Son jóvenes los principales visitantes al lugar. “La idea es que la gente venga y pueda sentarse a leer libros que están agotados o que son difíciles de adquirir”.

Por citar algunos ejemplos,  hay obras completas de poetas de distintas latitudes, no sólo venezolanos. ¿Los nombres de Raúl Zurita (Chile), Alejandra Pizarnik (Argentina), Czesław Miłosz (Polonia) le resultan familiares? Pues allí tendrá gran parte de su obra a la disposición, como el de otros tantos escritores.

Pronto se sumarán nuevos estantes para la investigación, con temas relacionados con filosofía de la poesía, discursos de poetas, biografías… Esta promesa es  como una isla que nos recoge en el naufragio del país.

-- Dicen que los poetas son seres peligrosos,- le comento a Ricardo.
-- El peligro del poeta es que va a contracorriente de su propio tiempo. El poeta trabaja con el pensamiento y las emociones, y siempre es un contraste con el poder. Los poetas no son seres perfectos, ni santos. El hecho de ser poetas no es garantía de “buenitud”, son personas con un talento específico.  En cambio la poesía, sobre lo que el poeta no tiene completo control, es un idioma, es el misterio… Es en el hecho poético en sí mismo donde radica su peligrosidad.

La inauguración de La Poeteca fue también una tarde para celebrar con vino, tal como lo dijo la periodista Adriana Gibbs:  “Disfrutar del vino es un acto de sabiduría. Apreciar lo bueno, es una manera de vivir que se cultiva. Ahora bien, sin lecturas, historia, música, arte y geografía, el vino es solo uva fermentada. Catar es una forma de ver las civilizaciones, de leer el gusto y de saborear el placer de la vida. Y entre las tantas armonías posibles con el vino está la poesía”.

Fotos de la inauguración
Igor Barreto, Jaqueline Goldberg, Katina Henríquez, Gabriela Rosas, Rafael Cadenas, Tibisay Guerra, Flavia Pesci


En esta foto, una buena representación del taller "Las Ventanas más altas", que dirige Igor Barreto: Yolanda Díaz, Kira Kariakin, Flavia y Mariela Ramírez.

El poeta Alfredo Chacón, me atrevo a decir que es quien consolidó este proyecto con sus donaciones.