miércoles, 7 de agosto de 2013

En el pasticho melodioso de mis recuerdos

Un lamento africano, un grito musical, el sonido gutural que recuerda lejanías en la sabana, así comienza Laura Guevara una de sus composiciones propias durante el concierto “Los nuevos cantautores. Emprendiendo las canciones venezolanas del siglo XXI”. Ella no sólo canta, baila con un ritmo muy especial, se contonea al ritmo de los instrumentos que la acompañan cuando permanece atenta a sus intervenciones. Tiempo de escapeCorazón fiel son los nombres de sus piezas, con una mezcla de ritmos entre tambores y jazz.

Podríamos pensar que es un nombre como el de cualquier ciudadano de este país. Pero basta que mueva sus manos sinuosamente y module su canto, para saber que no estamos frente a una venezolana más, sino frente a una artista que busca su puesto como cantautora y representante de la cultura venezolana.

Así como ella, con la misma admiración al escucharlos aparecen en la tarima José Alejandro Delgado, Ulises Hadjis, Fabby Olano, Gregorio Yépez, Ana Cecilia Loyo, Alfred Gómez, José Alejandro Paredes… ¿Qué tienen en común todos? Que cantan sus propias canciones. No es la música caraqueña, es la música de un país que busca otros horizontes, respetando los ritmos que son sus raíces y con clara renovación juvenil. Como lo dijo Goyo, “no es música venezolana nueva ni antigua, simplemente es”.

En estos tiempos de querer escapar de todo, José Alejandro Delgado, trata de averiguar qué cosa hay detrás del cantar de los pájaros, cuando el mismo trina Liberen a Prometeo y lo mejor de la noche también viene de su creación: Mejor te vas, casi un monólogo vívido de una despedida, con el drama y el humor que ello representa. Ulises Hadjis, incluye en su composición la calimba, un instrumento de origen africano que cabe en las palmas de las manos, con unas laminas metálicas que por su longitud definen las notas que surgen al pulsarlas. Primero apareció con su guitarra eléctrica, que generó el suspenso de la noche porque no se escuchaba, y en la pausa el público paciente espero en silencio con una decencia sin igual, hasta que finalmente pudo tocar su Música Normal. “La alegría de Caracas vive en Valencia”, dice al introducir a Fabby Olano, y yo ya no sé qué nuevas palabras decir de ella, más que felicitarla por su reciente CD, “Llueven cantos”, su primer tema de la noche fue Tu amor, a ritmo de gaita y en su siguiente aparición Y saluda el tiempo, fue acompañado por el coro de los espectadores "...es la vida al vuelo". Gregorio Yépez, conversador con el público expresa: “Si me concedieran un deseo, pediría cantar y si pudiera pedir otro deseo sería una guitarra y amigos para cantar”. Su primer tema dedicado a las mujeres bellas. Ana Cecilia Loyo se inspira en el Catatumbo, con una energía cálida como el relámpago. Y si Alfred Gómez Jr. habla de amores, Laura vuelve con Fuegos. José Alejandro Paredes canta Contratiempo,  el tema que ha sido el leiv motiv de esta cruzada musical de “Caracas en Contratiempo”, también Los Condenados.

No basta llamar por su nombre a las canciones, cuando poco podemos saber de ellos, pero espacios como el que se genera en esa noche hacen falta para desplegar la identidad nacional. Estos cantautores también se conocieron entre si durante los ensayos para la ocasión. Todos manifiestan su admiración por los músicos acompañantes: la dirección musical de este concierto estuvo a cargo de Gonzalo Teppa, vigilante de todos tras su contrabajo y disfrutando de cada segundo; Nelson González, en el cuatro, Héctor Hernández, en el saxofón, Adolfo Herrera en la batería y Gabriel Chakarji en el piano, este chico sí que promete en sus escasos 20 años.

Son ocho los que vemos ¿y cuántos hay detrás esperando su oportunidad?

Un día antes

Hace seis días que me senté en las butacas del Teatro Chacao para escuchar los “Nuevos ensambles de cámara de música venezolana”. El tiempo me traiciona, ya los detalles se me van perdiendo. Pero hay algo que prevalece de aquella noche: El Nenegro Juan Manuel.

Me llamaba mucho la atención que Aquiles Báez anunciara que se escucharían unas maracas eléctricas, y más fue el interés al saber que quien las tocaría era Manuel Rangel. Esa fue la razón de mi elección en la compra de mis entradas a los conciertos. Lo que no sabía, y también me sorprendió gratamente, es que Manuel Rangel, quien viene de realizar una gira por Portugal, España, Perú y finalmente Estados Unidos, y en este último país con dos grandes embajadores musicales, el pianista Leo Blanco y el violinista Eddy Marcano (por cierto, esperaré por ese concierto en Venezuela), estaba acompañado nada más y nada menos por otros tres inmensos: Carlos Nené Quintero, El negro Álvarez y Juan Rodríguez Berbín.

Me detengo en este grupo, porque uno de sus temas es sublime, desde el primer canto, la voz que emerge desde un equipo electrónico es la de Morella Muñoz, canto sin palabras, un lamento sonoro y dulce, que se va mezclando con la intervención de cada percusionista, la repetición de las maracas al paso de una grabación realizada en el instante, la guitarra también de Manuel Rangel, y finalmente el adhan, el llamado a la oración en la cultura islámica, otro canto que baila por los aires y así como la oración indígena se incluye en este experimento de sonidos, junto con el de cierre, nos hace ver que somos iguales todos, una sola garganta como una esencia.

En honor al contratiempo, paso a hablar del inicio de esta sesión de ensambles. A mis hermanos de Aquiles Báez es un tema que pudiera ser el soundtrack de mi vida, ¿exagerado no? Así será cuánto me gusta. Pues imagínense el agrado de escucharlo en la interpretación de Eduardo Betancourt  y Leonard Jacome en Dos Arpas Cuatro Manos. Esperé con feliz resultado la interpretación de Periquera con seis por derecho, de C4 Trío y esta vez analicé cada movimiento que hacían para irse acercando unos a otros y mezclar sus instrumentos entre sus brazos cruzados, ¿tres cuatros ocho manos?, y así mismo me deleité con Jorge Glem Trío, Quintillo Ensable y Los Chacón (Erick y Chipie), fabulosos en cada presentación.


A propósito de trompetas, y antes de que silencie la memoria, la cita obligada fue la clausura del evento… Linda Briceño brillante en su voz, Mariaca Semprún, Rafael El Pollo Brito, Eddie Marcano, Marcial Isturiz (impactante con Píntame Angelitos Negros),  Roberto Koch, Adolfo Herrera, Yonathan Gavidia, Aquiles Báez, Jorge Glem, Diego Álvarez, Jorge Torres, Grupo Herencia, Gabriel Chakarji, Héctor Hernández, y la presencia de todas esas voces que hicieron tronar las noches en ritmos venezolanos. Que suene un país.


Escuche Mejor que te vas. José Alejandro Delgado 




2 comentarios:

  1. Lamento no haber podido disfrutar eso encuentros con la nueva sangre de autores y compositores de nuestro país.
    Envidio muy sanamente los momentos que viviste.
    Ojalá se repitan esos conciertos para gozar de nuestra música y sus creadores.

    Alí Agúero

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  2. Lamento no haber podido disfrutar eso encuentros con la nueva sangre de autores y compositores de nuestro país.
    Envidio muy sanamente los momentos que viviste.
    Ojalá se repitan esos conciertos para gozar de nuestra música y sus creadores.

    Alí Agúero

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