martes, 29 de septiembre de 2015

Y al tercer día surgió... San Miguel

(Entrevista con el guitarrista y compositor Aquiles Báez, la cantante y solista Betsayda Machado y el bajista Gustavo Márquez)

En fecha de San Juan, 24 de Junio de 2015, la voz de Betsayda Machado va descendiendo por el escenario sin micrófono, el público la busca sin hacer ruido, ve su colorido traje, escucha su garganta potente y cristalina en ese llamado que suena a Barlovento, a miles de voces en una sola, a suelo que truena bajo los pies y nos dice ésta es nuestra tierra.

Así fue la noche del bautizo de San Miguel, la más reciente producción de Aquiles Báez Trío y el segundo disco como solista de Betsayda Machado (El primero fue Ebano y Marfil, 2009, con el pianista César Orozco), una noche llena de energía, de emoción, de espiritualidad. Un efecto que en cada nuevo escenario en el que se presentan se multiplica y que, inclusive en los niños, genera un frenesí.

Betsayda Machado. Foto: Elvira Prieto.
Dos días de grabación y un tercero para los coros fue suficiente para la producción de este disco, grabado además en Semana Santa. Todo relacionado con las fechas religiosas y la veneración de nuestros santos a través de la cultura . Betsayda Machado, reconocida en el campo musical como la mejor voz negra de Barlovento, y su participación en los Vasallos de Venezuela (antes Vasallos del Sol), Costa Caribe, Un Solo Pueblo, en las parrandas navideñas de Aquiles Báez y en la presentación de boleros “Nosotros que nos queremos tanto”, de César Miguel Rondón, demuestra en este compacto una evolución, un salto más elevado cuando se entrega al público y le da su propio valor a los temas nacionales y afroamericanos. Sin lugar a dudas, ella ya es una referencia como solista del país.

Y su voz no podía estar mejor acompañada que de un guitarrista del nivel de Aquiles Báez, el gran baterista Adolfo Herrera y en el contrabajo, un joven que también se abre paso rápidamente en los escenarios, como es Gustavo Márquez. Tres de ellos acudieron a la cita para hablar del disco San Miguel (Adolfo no se encontraba en Caracas ese día).


Betsayda: Se podría decir que el disco San Miguel comenzó a pensarse desde el año pasado cuando estuvimos en Expo Bilbao y parte de ese repertorio se llevó allá. Pero sí quisiera decir que la canción San Miguel, está dedicada a una comadre, que era mi prima, Osiris Jaqueline. Ella murió en enero, con 46 años. Con ella yo aprendí a venerar a San Miguel, a hacerle fiesta, llevarle los tambores. Casualmente, el año pasado no pudimos celebrarlo, yo me fracturé el pié y ella también estaba complicada, entonces dijimos, no importa, lo hacemos luego, en tu cumpleaños. Pero cada una estaba con un itinerario diferente. No pude ir a su cumpleaños, tampoco al cumpleaños de mi ahijada, y en enero tuvo un derrame cerebral… Esa canción va en su nombre. Eso nunca se lo dije a Aquiles, lo que sí le comenté es que la única hermana que he perdido, murió exactamente en un día de San Juan, y creo que fue así para que no la lloraran…

- Hablemos de la relación entre música y religiosidad. La composición de música para los santos y fiestas religiosas data de siglos en el mundo, pero llama la atención que aún con el trabajo que se ha venido desarrollando en Venezuela por rescatar cantos tradicionales, los santorales, sea en este momento justamente cuando el público siente la música como un refugio, en donde queremos recogernos, y orando a los santos, como en nuestras raíces...


Sincronía, energía, amor. Foto: Elvira Prieto.
Aquiles. Hay que partir del principio de que la música es un acto de fe. Y como buen acto de fe siempre ha habido un sincretismo a partir de la música y de las religiones. La fe está muy conectada con esa religiosidad. Todos los santos africanos se convirtieron en santos católicos por el poder de la Iglesia, pero no dejaron de ser esas deidades, así como muchas deidades indígenas se convirtieron en santos católicos. Como venezolanos, somos una estructura muy sincrética, y la devoción por esa creencia es fundamental en lo que somos y en la música que hacemos. 

Yo no me puedo plantear hacer música sin fe, porque para mí la música es una conexión con algo que puedes llamar Dios, o lo puedes llamar la naturaleza, es una conexión con algo superior pero que está dentro de uno, no es algo externo. Y la fe es esa energía que tenemos todos para tratar de ser mejores seres humanos. Yo nunca me he planteado ser un virtuoso ni ser famoso, ni nada, lo que me he planteado es hacer la música desde esa pasión por la música… ¿Qué es lo que tiene este disco y que puede ser diferente a otros discos? Qué está hecho con mucho amor.

Betsayda: Es así. Nosotros no planificamos cuánto iba a durar una pieza, como iba a desarrollarse o cómo iba a terminar, simplemente se dio el trabajo. Por ejemplo, el Canto de Pilón que hicimos de Morella Muñoz, Aquiles dijo, tengo una idea, hay un pilón…, buscó la letra en la computadora y dijimos ¡Vamos a hacerla! Puse yo mi papel como solista en llevar el ritmo, pero este es un pilón muy moderno…Se hizo el domingo en la mañana.

Después yo tenía una pieza que me dio un amigo margariteño, y la tonada de nuestro amigo Nacho (Ignacio Izcaray). Hubo piezas que llevamos a Bilbao el año pasado, y estaban medianamente trabajadas. A San Miguel le agregué unos versos de un decimista que se llama Julio Ramírez, el libro se llama Por el sendero de ayer, y quiere decir por el sendero de hoy, de ayer y el de siempre. Eso es lo que está allí, un compendio de colaboración de todos, además el diestro Gustavo Márquez en ese bajo, demuestra su virtuosidad en el solo que introduce San Rafael y de Adolfo, ¡ni se diga! Yo tiendo a bromear con él, diciéndole que se le fortalecieron las piernas con este disco. No es fácil, él es de rock, de pop, pero hay que ver ese trabajo de reunir en una batería con un tambor culo e` puya y que requiere de tres percusionistas y él lo hace todo con sus manos y sus pies.

Yo me aprendí este San Miguel de Los Tambores de San Millán, de Carabobo, los amigos Nancy Hernández y Herman Villanueva, que grabaron temas de República Dominicana, y entre esos está San Miguel, ellos lo hicieron con un sangueo normal, y yo me lo traigo totalmente diferente, tiene otra forma. Yo les pregunto a ellos ¿Y de dònde es ese San Miguel?  Y ellos me dicen es de Latinoamérica, y yo les digo y ahora se va para Barlovento, pero no se conocía.

Aquiles: la nuestra es una versión totalmente diferente. Lo importante es que estamos en constante reinvención y eso es positivo. Una de las cosas que me parece muy hermosa es que llega desde la raíz y hasta estos tiempos, que es muy contemporánea.

- Gustavo, para ti debió ser un gran reto formar parte del trío de Aquiles Báez.

Gustavo Márquez al frente. Foto: Elvira Prieto.
Gustavo: Fue un susto y una gran satisfacción y alegría, yo veía a Roberto Koch, Gonzalo Teppa, bajistas que uno tiene como ejemplo, y me decía, algún día no van a poder ir a un concierto y van a necesitar a alguien y tengo que estar preparado. La formación de Aquiles como músico es una referencia y ahora trabajar con él es una maravilla.

Todo, lo que me encanta de este disco es que es imposible volver a hacerlo igualito, hay una improvisación de la gaita de Tambora, que estoy seguro que no va a volver a salir jamás, porque son cosas que surgieron de manera espontánea y en una comunicación interna, sin hablar. Es como que yo hago esta línea melódica que corresponde a tal cosa y Adolfo la va pensando a este ritmo, que va a desembocar en aquello que es la intención de Betsayda…es un trabajo muy intelectual.

Aquiles: Y de mucha conexión espiritual, porque a veces ni hablábamos, no decíamos nada.

Gustavo: Es una fotografía única, nos enfocamos más en la parte energética, en la parte del corazón.

Aquiles: Para que sucediera todo esto tiene que haber un conocimiento: Betsayda viene del mundo más folklórico, pero nosotros los tres también hemos pasado por el mundo folklórico, pero tú no puedes hacer eso si no tenemos conocimiento de los géneros venezolanos. Cómo entender el tiempo y el espacio, sobre todo de la música afro.

Gustavo: Por ejemplo yo nunca había escuchado San Miguel, ni la letra. Y Betsayda empieza a cantar la melodía y Aquiles comienza a acompañarla, yo no sé si él ya lo había escuchado antes, y yo comienzo a seguir los acordes que estaba haciendo Aquiles, y Adolfo empezó con un ritmo de acuerdo con la melodía, se decidió de manera sola el sangueo, que es una parte de la procesión del santo.

Betsayda: De Gustavo fue el aporte de que terminara Ay, Dios.

Aquiles: Hay muchos aportes colectivos, hay una marca que es Aquiles Báez Trío, pero los cuatro fuimos parte de esa explosión creativa que pasó en los ensayos previos y en la misma grabación.  Es una comunicación y todo el mundo va aportando ideas y a veces viene esa propuesta sin la necesidad de la palabra. Hay piezas que se hicieron en una sola toma, como la gaita de tambora, el llamado de San Juan.

No sabíamos que íbamos a tocar antes de empezar eso. De repente decíamos vamos a meterle  unos culo e’ puya y Betsayda ponía una cara de que ¡estos tipos están locos! ¡Y qué voy a hacer yo? ¡Usted canta!

- ¿Se podría decir entonces que fue un disco de improvisación?

No, no…(dicen al unísono)

Gustavo: Fue más bien un disco de espontaneidad.

Aquiles: De espontaneidad y de conexión.

La fe por la música. Foto: Elvira Prieto.
Betsayda: Así es, porque por ejemplo con la Tonada de Luna Llena nuestro querido Simón, precisamente, está la tonada que conocemos pero con el ritmo de tambora y después metemos la parte de chimbangle. Y así fuimos conectando la mayoría de los temas. En el llamado a San Juan es canto a capella, es como un canto de sirena, simple y llanamente una solista llamando a San Juan y de repente le metemos ritmo de mina y después llamamos a un tambor de Guatire, y el que conoce sabe para dónde va, y quien es curioso quiere saber cómo se llama eso, qué viene después. Pero cada quien con las cuerdas va alimentando. El Tambor de Guatire es redoblante y eso lo hace Aquiles con la guitarra.

Aquiles: Gustavo, Adolfo y yo somos unos músicos que pensamos como percusionistas. Yo se lo digo a mis alumnos es que yo no pienso como guitarrista sino como percusionista, es entender ese ritmo de percusión en la guitarra, mi mano derecha es de cuatrista, pero la aplico a la guitarra y utilizo muchos elementos de percusión que le dan una paleta diferente…el camino se me abrió por ese lado.

-Cuando ustedes pusieron fecha para grabar ese disco, ¿qué tenían? ¿cuál era el plan?

Aquiles: como cinco piezas nada más. San Rafael, El Calipso, los cantos a capella, la lavandera. Pero por ejemplo, el Pilón salió en la grabación, el llamado a San Juan se inventó en el estudio y si hubiéramos estado dos días más, hacemos otro disco, de hecho estaba pensando que debemos hacer otro disco pronto.

-¿Y de qué será?

Aquiles: Cónchale, esto no se lo he dicho a ellos aún, pero estoy pensando que sería interesante hacer un disco de música de la conexión africana en toda Latinoamérica, que va desde la chacarera, la música afroperuana, la cumbia, por ejemplo produje una cumbia que se llama La muralla, y para eso me he estado estudiando lo que hace el llamador de la cumbia en la guitarra...

Gustavo: tun tugun, turugun...

Aquiles: …y la tambora gun gun gun…gun…GUM……..gun………..GUM.

Gustavo: me voy a poner a estudiar y leer…

Aquiles: Cuando tú vas a la historia te encuentras que Valledupar, que es de donde viene el vallenato, eso está en la Goajira, y que históricamente primero era venezolana.

Betsayda: En mi casa tengo como una reliquia un disco de Aquiles Báez y su Platabanda, y ese disco de Aquiles tiene cosas que a mí me gustaban mucho, allí cantaban Huguette Contramaestre, Taumanova Álvarez ¿Cierto? (Nancy Toro también)…y nunca me planteé que años después yo iba a hacer esta hermosura de disco, que simplemente se dio. El disco nació de esos dos días que nos metimos en el estudio, sin planificar que iba a ser afro.

-Aquiles, ¿durante el concierto de bautizo del disco, tuve la impresión de que se te aguaron los ojos, cuando alguien del público llevó del escenario a la tarima una bandera de Venezuela?

Aquiles: La música genera una emoción, y pienso que lo que pasa acá es algo muy poderoso en cuanto emoción, primero que es una música hecha con amor, no está hecha pensada en venta, para pegar en la radio, por el ego para hacer algo complicado, está hecho con mucho respeto por la energía que genera la música. Es la energía de cuatro personas que se vuelven una en un momento. Eso es muy contundente. Y cuando se suma Nereyda (hermana de Betsayda) a los coros es un aporte maravilloso y en el concierto también hubo unos metales. (Ana Isabel Domínguez y Rafael Pino también estuvieron en el coro durante el bautizo del disco).  

Pero en estos últimos conciertos también sigue la energía. Y yo creo que con este proyecto yo puedo estar tocando diez veces al mes y soy feliz. Hay proyectos que cansan, este es un proyecto que me emociona. El otro día estábamos ensayando y Betsayda arranca a cantar y Adolfo lanza la baqueta y le dice Coye, Betsayda, ¡Cómo me haces eso en un ensayo! Porque pasa esa energía y esa magia. Esta negra es impresionante, arranca y nosotros nos quedamos intimidados. Y ella es un referente de la música venezolana. Y yo creo que hay que darle el espacio que ella se merece. ¿Qué es lo que hicimos con San Miguel? En cierta forma, darle ese espacio, y además seguir trabajando y seguir generando ideas, para ser mejores y que la música fluya de esa forma.

Betsayda: En el bautizo de San Miguel estuvo Eddy Marcano. Y él me dijo: Mire comadre, usted me hizo llorar, y yo le voy a decir algo, allí bajaron todos esos santos ¿oyó? hasta La Chinita que no está en el disco estuvo presente, ¡usted me partió el corazón en ese concierto, Comadre!

Aquiles: Javier Casas que es nuestro ingeniero de sonido, me estaba diciendo en el Festival de Jazz del Hatillo: ¡Tú no tienes idea de lo vuelta loca que estaba la gente!, él público estaba frenético, nosotros no lo sentíamos tanto porque esa tarima es algo distante y estábamos concentrados tocando, pero que chévere que estamos generando este acercamiento con la gente, porque definitivamente hay que darle opciones de calidad, hay que darle música que tenga que ver con la calidez y no con las modas, que se encuentre con su identidad…

Una de las cosas que me sorprende de este disco es que se vuelve loco a los niñitos. Aquilito, mi hijo, por ejemplo, y también voy  a casa de una amiga, Roraima, que tiene dos niñitos, uno de año y medio y otro de tres años, y están vueltos locos con el disco; y Javier Casas me dice, mis hijas están enloquecidas con el disco. Entonces me pongo a pensar: un momento, ¿qué pasa? ¡Aquí hay algo interesante! Los niños sienten la energía de una forma que no la sienten los adultos. ¡Qué iba a pensar yo que los niños estarían enloquecidos con música afrovenezolana! Hay que generar mayor estructura de calidad y en eso todos somos responsables, la mediocridad existe porque mucha gente la avala o la soporta…

-¿Y qué planes tienen para este 29 de septiembre, día de San Miguel?

Aquiles: Yo estaré llegando ese día a Madrid (va a un concierto con Aquiles Machado, con el programa de La canción de Venezuela).

Betsayda: Te irás con la bendición de San Miguel.

Autógrafos pendientes. Foto: Elvira Prieto
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El fotógrafo venezolano David Maris estuvo acompañando a Betsayda en ensayos y conciertos para hacerle este video que forma parte de su proyecto  Retratos Movidos. (vea este enlace).   

En este enlace el video elaborado durante la grabación del disco: San Miguel. De Guataca Producciones.


sábado, 5 de septiembre de 2015

Una visita al taller de Ángel Hurtado:

"Para lograr la excelencia hay que tener rigor"


Un coup de foudre fue lo que sintió el pintor venezolano Ángel Hurtado, la primera vez que visitó la isla de Margarita. Ese flechazo le hizo quemar las naves en el extranjero, después de 37 años viviendo entre Paris (12 años), Nueva York y Washington. Quien desde la ausencia imaginó los relieves del macizo guayanés, casi que de forma inconsciente, cambió la civilización y la selva de concreto, harto ya de ella, por los colores y contrastes de la naturaleza.

Hurtado, Premio Nacional de Pintura 1961, ya tiene 20 años viviendo frente al mar, con un acantilado que le permite ver todos los azules del horizonte. “En unas vacaciones en esta isla, apenas llegué sabía que quería pasar mis últimos años aquí. Un amigo me dijo que estaban vendiendo una casa y salí corriendo a hablar con el dueño. Sin saber el precio, le dije yo se la compro. Regresé a Washington, vendí mi casa para poder comprar la otra, para el regreso definitivo a mi país”.

En esa casa tiene su taller, donde de vez en cuando acoge a jóvenes artistas y los aconseja. A sus 87 años se mantiene activo, bien elaborando collages para entretenerse, restaurando algunas de sus pinturas, o trabajando en grandes serigrafías de sus tepuyes, con la exigencia que nunca ha perdido para lograr el tono esperado, los colores, la luz, la forma y su ambiente.

Ángel Hurtado en su taller. Foto: Elvira Prieto
“Aquí puedes ver 20 cuadros de Paul Cézanne recortados y puestos en uno solo. Es lo que se llama un collage (un encolado). Esto lo hago como divertimento. También hice este collage con la obra de una pintora rusa del siglo pasado, Tamara Lempicka, que pintaba desnudos femeninos…Si vas a tomar la foto —le sugiere a la fotógrafa—, ponte al centro del cuadro para que no te quede en perspectiva y evita los reflejos, buscando una luz rasante”. A medida que vamos conversando, siempre orienta sobre la mejor vista para la cámara, y no es para menos. Además de su trabajo como artista, fue profesor de pintura, dibujo y fotografía en la Escuela Cristóbal Rojas y de periodismo cinematográfico en la UCV, además de haber dirigido el Departamento de Cine de la Televisora Nacional de Venezuela.

“A mí no me gusta que me llamen artista plástico, porque yo no soy de plástico, yo soy de carne y hueso, me gusta más bien que me llamen artesano visual. Siento el arte como un oficio, una artesanía. Yo pienso que hacer retrato en pintura no tiene sentido hoy día.  Aunque la Gioconda sigue estática, sonriendo, porque en ese época no existía la fotografía”.

Foto: Elvira Prieto
Este es mi método: cuando veo algo que tiene movimiento lo filmo; cuando hay algo que es estático, lo pinto. Por eso es que me gustan tanto los tepuyes. Son paisajes inamovibles que tienen siglos y siglos inmutables. Tampoco trato de hacerlos realistas, porque para eso tomo una cámara y le hago una foto. Lo que he hecho durante estos años es ir a la Gran Sabana, donde me inspiro, grabo los tepuyes en mi memoria, después vengo a mi taller y pinto el recuerdo”.

- ¿Cuál fue su impresión la primera vez que vio un tepuy?

- Vivía en Washington en esa época, y era un pintor abstracto. Y yo me di cuenta, en el año 78 más o menos, que en mi pintura abstracta aparecían unas formas como los tepuyes, unas mesetas, y la gente me decía “parece un tepuy”, pero yo nunca los había visto en su estado natural.

Lo primero que hice cuando llegué a Venezuela fue viajar a la Gran Sabana. Me quedé mudo, asombradísimo, lo que más me impresionó fue el silencio, un silencio audible, ¡que casi se podía “tocar”!  y después de ver  las formas que por siglos y siglos han estado inmutables, me dije, este es el tema ideal para una pintura, pero yo no quiero copiar. Lo que hago es un tepuy subjetivo, uso la forma, uso el ambiente, pero no lo copio. No es un paisaje documental, no es el Autana ni el Roraima, es una forma creada en el estudio.

Uno pinta por imaginación, yo nunca copio, porque para copiar uso el aparatico, porque es insuperable, uno no puede hacer algo mejor que la cámara fotográfica.

- ¿Considera a la fotografía como la mejor manera de expresar el arte?

- En algunos casos, sí. La fotografía es un arte, igual que la pintura. Depende de quién utilice el aparatico, porque hoy en día todo el mundo es fotógrafo. No es lo mismo ser fotógrafo de teléfono celular, que ser fotógrafo de estilo, igual que un pintor. Yo veo una foto de Henri Cartier Bresson y nadie me dice quién es el autor, enseguida sé que es una foto suya. Cada fotógrafo tiene su estilo y se le reconoce enseguida.

- ¿Y considera que la expresión artista más completa es la audiovisual, el cine?

- Yo no hago diferencias. ¿tú haces diferencias entre tus hijos? Para mi yo hago un video, una foto, una pintura y son mis hijos, a los hijos uno los quiere igual.

Ángel Hurtado trabajó en el Museo de Arte de las Américas, de la Organización de Estados Americanos haciendo documentales de arte en América Latina. Parte de ese trabajo se quedó allá, y nos cuenta el artista que se está perdiendo por falta de mantenimiento y conservación de las películas. Muy pocos en Venezuela lo han visto y las veces que eventualmente se han transmitido ha sido por “Vale TV”. Él ha logrado salvar algunos de sus documentales para la difusión y los ha donado a ese canal, por considerarlo el único que educa al televidente. De esos videos destacan Vibrations (sobre Jesús Soto, 1959); La Metamorfosis (basado en el cuento de Kafka, 1964). En ese mismo año fue reconocido con el premio especial del jurado en la XXV Bienal de Venecia por una película sobre José María Cruxent (1963) y, en 1973, recibió dos Premios  “Golden Eagle” por sus documentales sobre Jesús Soto y José Antonio Velázquez (un pintor hondureño).

Recientemente, estaba trabajando en el documental de un joven artista, Yonidel Mendoza, que utiliza mallas metálicas como recurso expresivo, pero él se fue a una exposición en Corea y se quedó. “Estoy esperando a que regrese para terminar el video”. Trabaja en Caracas con un amigo que tiene un taller audiovisual, Isaac Bencid. “Lo estoy entrenando para que continúe mi labor desarrollando documentales sobre arte, porque rara vez se hace eso en Venezuela”, dice Hurtado.

- ¿Hay alguna película que soñó con hacer y no la hizo?

- Tengo guiones ahí que nunca pude hacer y que nunca haré.

- ¿Y cuántos guiones tienes guardados?

- Como cuatro o cinco, tengo uno sobre Reverón, pero Risquez  se me fue adelante. Aunque la película mía sería muy diferente, porque yo haría Reverón, el pintor, y Risquez hizo Reverón, el loco. Lo que él tomó de Reverón fue la locura, su pintura no se ve. No muestra un solo cuadro original de Reverón. Los que ven esa película no pueden entender por qué fue tan famoso como gran artista.

- ¿Y en dónde queda el Reverón de Margot Benacerraf?

- Ah, bueno, eso es muy distinto, el Reverón de Margot es magnífico, porque es el hombre y el artista.

- ¿Y qué va a hacer con sus archivos?

- Allí se quedarán, guardados , quien sabe hasta cuándo.

- ¿No ha pensado en el destino que se le puede dar a su obra?

- Eso nadie lo sabe. Yo no sé, eso depende si mi trabajo es bueno o no.

- ¡Su obra es buena!

- Eso nadie lo sabe. El peor juez es uno mismo, yo no sé si lo que hago es bueno o es malo. En muchas oportunidades he dicho que no pinto más porque lo que hago no me gusta. Sin embargo trato, sigo intentando hacer algo que sirva. Quisiera hacer una obra maestra, pero no la he logrado. El día que la logre no pinto más, para qué si ya la hice, pero eso es algo relativo… y muy subjetivo.
Lo dice quien fue discípulo de Marcos Castillo y Pedro Ángel González, dos artistas a quienes, según él, les debe su formación.

- ¿A qué atribuye que en Venezuela ese trabajo documental no prospere?

- Porque este es un país inculto, el 80% de la gente no tiene educación y el arte es educación. Aquí a la gente lo que le gusta es el fútbol y los cantantes de farándula. La gente es muy superficial. Fíjese los grandes intelectuales que ha dado Venezuela en literatura, empezando por Rómulo Gallegos, José Rafael Pocaterra, Salvador Garmendia, Mariano Picón Salas, ¿dónde están los intelectuales de hoy? Hay muy pocos, casi no se ven.

- ¿Cuál es su película preferida?

Ciudadano Kane es una película que rompió todos los esquemas en la fotografía, guión, los personajes, es una maravilla; también todas las de Chaplin, y de directores más recientes, Igmar Bergman, es el cineasta que le dio madurez al cine. Bergman introdujo la literatura, la filosofía en el cine, es un tipo admirable. Fanny y Alexander, es magnífica.

- ¿Y del cine italiano?

Vittorio De Sica,  fue otro que revolucionó el cine, porque  usó lo que se llamaba el arte povera, sin actores famosos, con un equipo muy restringido. Ladrón de Bicicletas es una joya de película.

- ¿Cuál es la clave que usted considera que se necesita para lograr una buena película?

- Lo primero es hacer un buen guión, porque el guión es lo esencial. Si tú vas a hacer un documental y eres un excelente fotógrafo y la iluminación es maravillosa, y los personajes son excelentes, pero no tiene un buen guión, se cae la película. El guión es el esqueleto. Igual con un cuadro, si no tiene composición, se cae, no se aguanta. Como una casa, si no tiene una estructura sólida, ¡se derrumba! Tú ves películas bien hechas, con un guión pésimo. y no valen nada.

Después, una vez que tienes un buen guión, seguirlo. El cineasta ruso Pudovkin decía que el guión tiene que ser de hierro, inamovible. Tú lo imaginas, el guión está en la cabeza cuando lo escribes,  después tienes que seguirlo, y cambiar algunas cosas que se presenten en el rodaje y que no estaban previstas, pero siempre en función del guión original.

Y finalmente, tener una técnica impecable, manejar la cámara  Y las luces muy bien, con gran rigor. Además, cuando ves por el visor, tienes que componer un cuadro. Cuando yo veo por el visor yo estoy pintando. Tengo que moverme, buscar el mejor ángulo, ubicar la buena iluminación. No es tomar la cámara y filmar  cualquier cosa. Para que ellas queden bien hechas hay que tener rigor. Para buscar la excelencia se necesita  rigor.

                                                  Foto: Elvira Prieto

Variaciones de un encuentro

Conocí la obra de Ángel Hurtado cuando recorría museos y galerías para hacer notas dominicales sobre arte y coleccionismo. Entonces llegó a mis manos uno de sus catálogos, corrían los años 90. Para entonces, yo ya estaba cautivada por la Gran Sabana, territorio que sirvió para elaborar mi tesis de grado en Comunicación Social, que llevó por título “La Gran Sabana, para que perdure y no se olvide”. Cuando vi sus tepuyes inmediatamente me identifiqué con su obra, y posteriormente con su trabajo abstracto, las figuras siderales, otro tema que llamó mi atención desde niña: la astrología, el universo, y su representación.

Siempre pensé que hice un sacrilegio haber recortado aquél catálogo para componer mi propio paisaje de tepuyes con los suyos. Ahora que veo sus collages, su divertimento, me siento cómplice de su obra.

Es llamativo que en los dos collages que exhibe Hurtado en su taller, de Cézanne y Lempicka, destaque la figura humana, puesto que en su trabajo como pintor no existen los personajes. 

Foto: Inger Pedreáñez
No es de extrañar la admiración que Hurtado profesa a Jesús Soto y Armando Reverón. Con ambos sostuvo una sólida amistad. Es Soto quien escribe el prólogo del libro que escribiera Marta de la Vega sobre su vida y obra. En esas páginas, el maestro del cinetismo destaca una afirmación de Hurtado, porque se identifica con él en su búsqueda para expresar el movimiento: “Para mí, el futuro del arte está en el cine”. En su casa, un libro sobre la vida de Soto descansa sobre la mesa, como una de sus lecturas imprescindibles.

Hurtado tuvo el honor de ser dibujado por Reverón, con cenizas de cigarrillos y fósforos quemados. Una foto de ambos en Macuto da testimonio de la cercanía entre estos dos artistas.

En la sala de estar, al lado de una de sus obras, hay un cuadro de Ramón Vásquez Brito. Otro amigo con quien está en deuda, pues le apoyó amigablemente para irse a Paris. Cito el libro de Marta de la Vega cuando refiere que Vásquez Brito cambió un boleto de ida y vuelta en primera clase a Europa que recibió como parte del Premio Nacional de Pintura, por dos tiquetes de tercera en barco, para viajar, en 1954, junto con Ángel Hurtado hasta Tenerife en el “Franca C”, 12 días de navegación. “Por cierto, la alegría del viaje se vio ensombrecida cuando nos enteramos por la radio del barco, durante la travesía, de la muerte de Reverón”…


¿Qué es lo que más me atrae de la obra de Ángel Hurtado? Quizás sea su particular forma de conectarse con la luz. No son los colores, ni la composición geométrica o abstracta, o el tepuy subjetivo o la materia sideral, sino ese punto luminoso que emerge para deslizarse en la extensión del cuadro. Es esa comprensión de la luz dentro de la forma y los tonos lo que vuelve particular su forma de pintar. Es la luz la que destaca los azules sobre los ocres, la que convierte el paisaje en un lenguaje íntimo y que a la vez proyecta la imagen y le da la trascendencia.

¿Y no es acaso la luz el pincel de los fotógrafos? La misma razón vuelve a asomarse como leiv motiv y como punto de encuentro…

Nos recibe la noche en esta visita a la casa de Ángel Hurtado. Una recién llegada luna llena nos obliga a anunciar la despedida. Se ve hermosa, invita a retratarla y él de inmediato nos dice: “Si te paras en este ángulo, tendrás dos lunas, con el reflejo del agua”.

Foto: Elvira Prieto 


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(En el nombre de José María Cruxent, se puede acceder al documental, dirigido por Ángel Hurtado)