Publicado en Facebook el 1 de febrero
de 2012
Llego a la
taquilla a las 5.40 pm en busca de tres entradas para el concierto de las 8 de
la noche. Sólo queda una, me dice el chico tras la vitrina. La compro, le digo
sin dudar. Me muestra el mapa y acota, el único puesto que queda está ubicado
aquí (el último en una esquina lateral) ¿Va a comprar la entrada? La compro,
reitero.
De esa forma
me convertí en la privilegiada en adquirir la última butaca del primer
concierto de C4 Trío de este año, en el marco del inicio de las Noches de
Guataca en su 3° temporada.
Los
cuatristas Edward Ramírez, Jorge Glem y Héctor Molina, junto con Rodner Padilla
(en el bajo) aparecieron en el escenario del Espacio Plural, con un aforo de
108 personas. “Somos un trío de cuatro con cinco miembros”, describen
(incluyendo al director de sonido), citando el verso del poeta chileno Vicente
Huidobro: “Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte”.
Una
excelente difusión mediática contribuyó en la venta hasta agotarse de las
entradas. Pero aunque Guataca Producciones alcanzó prensa, radio y TV,
este grupo no requiere promoción en sus adeptos. Quien los conoce estará
siempre deseando adquirir boleto a un viaje lúdico de cuerdas que se roban los
sonidos de bandolas, mandolinas, guitarras, instrumentos de viento y percusión
con manos malabaristas, derechas e izquierdas, en movimientos que quizás el
profesor Angel Guanipa o A. Delpini jamás se habrían imaginado. Yo les dejaría
a ellos el apodo que crearon para su amigo Cheché: Zumba cum Laude.
Dos
canciones introductorias y el saludo para permitir a la audiencia respirar y
soltar tanta inspiracion contenida en esas composiciones y en nuestros
pulmones. Reproché mentalmente a quienes no se contienen en aplaudir antes de
finalizar la pieza. Hasta la última nota, hasta ese sorbo del cierre de melodía
que se apaga, es un deleite. Pero el sonido era poderoso y el contagio
evidente.
La tercera
canción, una promesa esperada: escuchar en vivo la versión de C4 Trío del tema
de Aquiles Baez “A mis hermanos". "Es un himno para nosotros y para
la Movida Acústica Urbana", explican y esa descripción ya anuncia la obra
del padrino de estos chicos, quienes provienen de La Siembra del Cuatro, y
no han parado de recibir reconocimientos internacionales. Esta canción,
tocada con sello propio, siempre ha movido en mí un pasado familiar, como si
barnizara mi alma de colores olvidados y los endulzara con sabores de esta
tierra y raíces del llano y montaña andina, del camino que somos. Aunque
Aquiles está asociado a tierras coreanas, pero es Venezuela al fin como la
sentimos. Esto es lo que me representa “A mis hermanos” al escucharla eternamente
entonada en la ternura de la fraternidad, el abrazo musical que en esta
ejecución también se siente.
Definitivamente
el cuatro ya no es el mismo. Aunque con orgullo Jorge Glem dedique una canción
a su padre y confiese que al llamarlo por teléfono a su casa, en Cumaná, para
interpretarla especialmente a él, su interlocutor le dijera “No entendí nada,
mijo”.
Ejecutantes
y compositores, pero sobre todo amigos que disfrutan uniendo sus entradas y
silencios para hacer un toque único. Cuentan de su emoción al quererles mostrar
al maestro Aldemaro Romero un arreglo de su autoría. Al finalizar,
la voz del grande, “Muy bonito, pero ese tema no es mío”. El verdadero autor,
Carlos Moreán, y el tema de nombre cambiado es también el sueño de seguir
honrando a nuestros creadores musicales, mostrar su legado, pero con algo más,
una huella, un esfuerzo de renovación y nuevos ímpetus.
El cuatro
también acoge a los Beatles, cada tema una estación nueva, y habría deseado
transportar ese momento a los años sesenta para que no me perturbara la luz del
celular de mi vecina de asiento. Pobrecita, pensé, ¿Es que en su soledad
cibernética no entiende en la oscuridad de esta sala la compañía de las manos
batientes? También es una forma de ruido el azul desde el reojo, señores.
Pero valía
más para mí el aguacero de notas y aplausos. Glem, Ramírez, Padilla y Molina
desde el centro a los cuatro vientos. Hasta que llegó la hora del secreto mejor
guardado: Periquera con seis por derecho. No sé qué entendieron estos chicos de
lo que es este ritmo tan particular de Venezuela cuando multiplican sus dos
manos a través de los tres instrumentos, cruzados entre sí, y rompe la
exhalación del público. Cual magos que acuestan sus sombreros, aparecen conejos
de arpegios: La mano de uno en el traste del otro, la caja del primero tambor y
arpa compartida, trabuco de ritmos y tonos. Razón tenían de anunciar la
despedida.
Pero se
equivocaron. Fuimos adictos y queríamos más. Y esta vez si, un vals de Aldemaro
Romero, “De Conde a Principal”, volvió a renovar el paseo de calles coloniales
por la autopista de esta ciudad moderna, pero que conserva su estructura, su
fachada, su recuerdo melodioso y romántico. Este arreglo, de Gustavo Caruci y
ejecutado en el estilo cuatrero, no llegó a escucharlo Aldemaro, pero estoy
segura que estuvo allí, entre nosotros, saboreando las ondas musicales de la
primera noche de Guataca, noche que se extenderá por 12 encuentros,incluido el
anunciado bis de C4 Trío, noches que prometen.
Video de este evento
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