Publicado en Facebook el 21 de marzo de 2012
Estamos en la noche del equinoccio de primavera, martes 20, con ánimos de encontrarnos una vez más con la voz de Fabby Olano, joven valenciana, cantautora, quien viene acompañada de otros tres grandes músicos Roberto Koch, en el bajo, Klever Camero y Leowaldo Aldana en el piano y la percusión.
Vaya forma
de comenzar un concierto, con el escenario vacío y unas palabras que dominan
sin presencias, sólo verbo y poesía que habla de la naturaleza, leiv motiv de
muchas canciones de Fabby, aunque habrá quien me quiera corregir y diga que no,
que ella le canta al amor ¿y qué es la naturaleza si no es amor?
Hay una
energía que se cuela en la audiencia con cada tono, puede ser optimismo,
esperanza, alegría, ternura… Fabby anuncia que este es su estreno como
cantautora, se confiesa nerviosa, pero la hemos escuchado en diversas tablas,
una de ellas para rendir homenaje a Otilio Galíndez. Esta vez es tiempo
de salir al ruedo completa y toda ella, estrenarse con el anuncio de que muy
pronto saldrá su primer disco…sólo faltaba grabar su voz (cuando originalmente escribí esta nota, ahora, le falta menos, masterizar...).
La primera
canción fue una sorpresa hasta para sus más allegados, un tema compuesto cuatro
días antes, audacia que tuvo como cómplice a Roberto Koch. “Olvidé traerme la
letra, pero como soy la compositora, puedo cambiarla y además ustedes no se
darán cuenta, porque nunca la han oído”, bromeó. Y fue tan fluido el canto como
para no poner en duda que no hubo improvisaciones, memoria de autor
confirmada... Eso creo.
Fabby
explica que en sus temas va recreando tonadas, compone una gaita perijeña para
no dejarla extinguir, cantos de ordeño, de pilón, del mohín campesino, en
dulces letras que nos invitan a convertirnos en su coro confidente.
También tomó prestado dos temas de dos compositores latinoamericanos: Francesca Ancarola (Chilena) y Carlos Aguirre (Argentino), nombres desconocidos para mí, pero que en la voz de Fabby invitan a seguir recorriendo estas tierras del sur unido.
También tomó prestado dos temas de dos compositores latinoamericanos: Francesca Ancarola (Chilena) y Carlos Aguirre (Argentino), nombres desconocidos para mí, pero que en la voz de Fabby invitan a seguir recorriendo estas tierras del sur unido.
Cuando llego
a casa, enciendo el laptop y veo una cita en Facebook, que se le atribuye a
José Martí: “La música es el alma de los pueblos”. Y recordar versos y
melodías me hace pensar en mi país que con nuevas voces va recordando esencias
y raíces. Algo de los que somos, pero renovados. Convertidos todos de orugas a
mariposas, desgajando mandarinas, despegando como gaviotas, alcanzando
sus estrellas, persiguiendo los rayitos del nuevo amanecer. Porque es
como si Fabby Olano arara esta tierra para sembrarle cantos, que son los
mismos que escuchamos al crecer, pero con los ánimos y experiencias
contemporáneos. Y la naturaleza le retribuye, en el equinoccio de Noches de
Guataca, con el simple gesto de su público que ya es cautivo: un fuerte
aplauso.
Escuche Amanece, de Fabby Olano.
Escuche Amanece, de Fabby Olano.
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