Igor Barreto invitó a
su taller de poesía a Malena Coelho, compañera de vida del poeta venezolano Juan Sánchez
Peláez (1922-2003), Premio Nacional de
Literatura 1975. Barreto realiza una introducción sobre la corriente surrealista en la que estaba inmerso el poeta, su
participación en el grupo Mandrágora (Chile), y hace una comparación con el poeta ruso Osip Mandelshtam, miembro de la corriente
acmeista. Antes de iniciar el diálogo la voz de Sánchez Peláez, recitando sus poemas, creaba el ambiente para las preguntas.
- Malena, ¿podrías hacernos un retrato de Juan Sánchez Peláez?
¿Cómo era el poeta?, preguntó Igor.
- ¿Por qué no comenzamos primero viendo sus fotos?, respondió
Malena.
Foto: Ricardo Jiménez |
- ¿Cuál era la disciplina de Sánchez Peláez para escribir?
- Era normal, a veces comenzaba a caminar y se llevaba la mano
en forma de cuenco al oído, y decía, “me
están llegando cosas”… Luego se ponía a
escribir. Todo el tiempo escribía…
Malena habla suave y todos debemos acercarnos para
escucharla bien. Desliza entre sus dedos una pulsera de cuentas, como un
rosario. Es tan perceptiva que me explica que necesita concentrarse en ese
movimiento para controlar sus deseos de fumar. Parece que me hubiera estado
leyendo la mente. Ella viene también del mundo editorial, trabajó como
correctora en Venezuela.
- ¿Alguna vez le corregiste un poema al poeta? ¿Le sugeriste
que una palabra iba mejor que otra? (Su gesto es casi de espanto, como si fuera a decirme “¡Vade
retro, Satanás!”).
Foto: Ricardo Jiménez |
“Conocí a Juan en Nueva York, y con él me vine a Venezuela,
lugar al que pertenezco”, lo dice en su acento argentino, con la fuerza de
quien se encariña con estas tierras, con los amigos, con la misma convicción
que le permite cada vez que puede volver a este país, en largas estancias.
- ¿Qué nos puedes decir sobre el ego, o la vanidad, que un
poeta como Juan podía tener, como suele ser con todo escritor?.
Malena niega la existencia de vanidad con una licencia
sublime: “Juan estaba muy seguro de lo que él era. El creía en lo que hacía”.
Será quizás por eso mismo, que le advirtió a su esposa que estaba prohibido
publicar cualquier manuscrito que él no hubiera concluido. “¿Pero tienes poemas
inéditos del poeta?”, le pregunto. “Son borradores”, responde.
El proceso de edición de un poemario era una tarea muy bien
pensada. “Él los tomaba en el mismo orden cronológico en el que los escribía”.
Alguna vez un amigo seleccionó un poema que él no consideraba que estaba listo,
trató de insistirle a Sánchez Peláez que debía incluirlo en el libro. Él se lo
arrebató y lo rompió para así evitar que
su voluntad no fuera cumplida.
- ¿Existe algún poema que tu sientas que te escribió para ti,
que eras tú la que estaba en esos versos?, pregunta Igor.
- Bueno, eso es muy difícil saberlo, pero sí hay un poema que
me dedicó.
- ¿Te lo sabes?
- Yo no soy hombre ni mujer… hay algunas palabras que se me
pueden olvidar... Alguien acerca uno de sus libros, pero en ese momento su voz es
más ronca. Le pide a Igor que lea el poema porque no le gusta
cómo se escucha en su tono argentino.
A Malena
Yo no soy hombre ni mujer
yo sólo tengo resplandor propio
cuando no pierdo el curso del río
y puedo alejarme libre, girar, bogar,
navegar dentro de lo absoluto y el
mar blanco
entonces sí soy
el hombre rojo lleno de sangre
y sí soy la mujer: una flor límpida, un
lirio grande
y también soy el alma
y clarean los valles hondos
en nuestro mudo abrazo eterno,
amor frío
-- y qué más
qué más por ahora
piragua azul
piragüita.
“A veces Juan me
miraba fijamente, yo me quedaba esperando como si estuviera a punto de decirme
algo. Entonces me daba cuenta de que
realmente no me miraba, quizás ni sabía que me encontraba allí… Estaba
pensando un poema”.
Obra de Juan Sánchez
Peláez (Altagracia de Orituco, 1922 - Caracas, 2003)
Elena y los elementos (1951)
Animal de costumbre (1959)
Filiación oscura (1966)
Lo huidizo y permanente (1969)
Rasgos comunes (1975)
Por cuál causa o nostalgia (1981)
Aire sobre el aire (1989)
Obra poética (2004)
Animal de costumbre (1959)
Filiación oscura (1966)
Lo huidizo y permanente (1969)
Rasgos comunes (1975)
Por cuál causa o nostalgia (1981)
Aire sobre el aire (1989)
Obra poética (2004)
Paréntesis de despedida
El poeta Alfredo Herrera también estuvo en este
encuentro, venía a contar sus anécdotas,
pero no lo hizo. En la salida de la Galería TRESy3 lo abordo buscando una
respuesta: “Realmente esta conversación estaba llena de vida del poeta, y no
quise cerrarla con un recuerdo de su muerte”. Yo insisto en que me lo diga.
“Estábamos allí con él convalesciente, cuando se llevó la mano al cuello y dijo, tengo el
poema... Fueron sus últimas palabras”.
Tenía el poema en su garganta.
Tenía el poema en su garganta.