Un lamento
africano, un grito musical, el sonido gutural que recuerda lejanías en la
sabana, así comienza Laura Guevara una de sus composiciones propias durante el
concierto “Los nuevos cantautores. Emprendiendo las canciones venezolanas del
siglo XXI”. Ella no sólo canta, baila con un ritmo muy especial, se contonea al
ritmo de los instrumentos que la acompañan cuando permanece atenta a sus
intervenciones. Tiempo de escape y Corazón fiel son los nombres de sus piezas, con una mezcla de ritmos entre tambores y jazz.
Podríamos
pensar que es un nombre como el de cualquier ciudadano de este país. Pero basta
que mueva sus manos sinuosamente y module su canto, para saber que no estamos
frente a una venezolana más, sino frente a una artista que busca su puesto como
cantautora y representante de la cultura venezolana.
Así como
ella, con la misma admiración al escucharlos aparecen en la tarima José
Alejandro Delgado, Ulises Hadjis, Fabby Olano, Gregorio Yépez, Ana Cecilia
Loyo, Alfred Gómez, José Alejandro Paredes… ¿Qué tienen en común todos? Que
cantan sus propias canciones. No es la música caraqueña, es la música de un
país que busca otros horizontes, respetando los ritmos que son sus raíces y con
clara renovación juvenil. Como lo dijo Goyo, “no es música venezolana nueva ni
antigua, simplemente es”.
En estos
tiempos de querer escapar de todo, José Alejandro Delgado, trata de averiguar
qué cosa hay detrás del cantar de los pájaros, cuando el mismo trina Liberen a Prometeo y lo mejor de la
noche también viene de su creación: Mejor
te vas, casi un monólogo vívido de una despedida, con el drama y el humor
que ello representa. Ulises Hadjis, incluye en su composición la calimba, un
instrumento de origen africano que cabe en las palmas de las manos, con unas
laminas metálicas que por su longitud definen las notas que surgen al
pulsarlas. Primero apareció con su guitarra eléctrica, que generó el suspenso de la noche porque no se escuchaba, y en la pausa el público paciente espero en silencio con una decencia sin igual, hasta que finalmente pudo tocar su Música
Normal. “La alegría de Caracas vive en Valencia”, dice al introducir a Fabby
Olano, y yo ya no sé qué nuevas palabras decir de ella, más que felicitarla por
su reciente CD, “Llueven cantos”, su primer tema de la noche fue Tu amor, a ritmo de gaita y en su siguiente aparición Y saluda el tiempo, fue acompañado por
el coro de los espectadores "...es la vida al vuelo". Gregorio Yépez, conversador con el público expresa:
“Si me concedieran un deseo, pediría cantar y si pudiera pedir otro deseo sería
una guitarra y amigos para cantar”. Su primer tema dedicado a las mujeres
bellas. Ana Cecilia Loyo se inspira en el Catatumbo, con una energía cálida
como el relámpago. Y si Alfred Gómez Jr. habla de amores, Laura vuelve con Fuegos. José Alejandro Paredes canta Contratiempo, el tema que ha sido el leiv motiv de esta
cruzada musical de “Caracas en Contratiempo”, también Los Condenados.
No basta
llamar por su nombre a las canciones, cuando poco podemos saber de ellos, pero
espacios como el que se genera en esa noche hacen falta para desplegar la
identidad nacional. Estos cantautores también se conocieron entre si durante
los ensayos para la ocasión. Todos manifiestan su admiración por los músicos
acompañantes: la dirección musical de este concierto estuvo a cargo de Gonzalo
Teppa, vigilante de todos tras su contrabajo y disfrutando de cada segundo; Nelson
González, en el cuatro, Héctor Hernández, en el saxofón, Adolfo Herrera en la
batería y Gabriel Chakarji en el piano, este chico sí que promete en sus
escasos 20 años.
Son ocho
los que vemos ¿y cuántos hay detrás esperando su oportunidad?
Un día antes
Hace seis
días que me senté en las butacas del Teatro Chacao para escuchar los “Nuevos
ensambles de cámara de música venezolana”. El tiempo me traiciona, ya los
detalles se me van perdiendo. Pero hay algo que prevalece de aquella noche: El
Nenegro Juan Manuel.
Me llamaba
mucho la atención que Aquiles Báez anunciara que se escucharían unas maracas
eléctricas, y más fue el interés al saber que quien las tocaría era Manuel
Rangel. Esa fue la razón de mi elección en la compra de mis entradas a los
conciertos. Lo que no sabía, y también me sorprendió gratamente, es que Manuel
Rangel, quien viene de realizar una gira por Portugal, España, Perú y
finalmente Estados Unidos, y en este último país con dos grandes embajadores
musicales, el pianista Leo Blanco y el violinista Eddy Marcano (por cierto,
esperaré por ese concierto en Venezuela), estaba acompañado nada más y nada
menos por otros tres inmensos: Carlos Nené Quintero, El negro Álvarez y Juan
Rodríguez Berbín.
Me detengo
en este grupo, porque uno de sus temas es sublime, desde el primer canto, la
voz que emerge desde un equipo electrónico es la de Morella Muñoz, canto sin
palabras, un lamento sonoro y dulce, que se va mezclando con la intervención de
cada percusionista, la repetición de las maracas al paso de una grabación
realizada en el instante, la guitarra también de Manuel Rangel, y finalmente el
adhan, el llamado a la oración en la cultura islámica, otro canto que baila por
los aires y así como la oración indígena se incluye en este experimento de
sonidos, junto con el de cierre, nos hace ver que somos iguales todos, una sola
garganta como una esencia.
En honor al
contratiempo, paso a hablar del inicio de esta sesión de ensambles. A mis hermanos de Aquiles Báez es un
tema que pudiera ser el soundtrack de mi vida, ¿exagerado no? Así será cuánto
me gusta. Pues imagínense el agrado de escucharlo en la interpretación de
Eduardo Betancourt y Leonard Jacome en
Dos Arpas Cuatro Manos. Esperé con feliz resultado la interpretación de Periquera con seis por derecho, de C4 Trío
y esta vez analicé cada movimiento que hacían para irse acercando unos a otros
y mezclar sus instrumentos entre sus brazos cruzados, ¿tres cuatros ocho
manos?, y así mismo me deleité con Jorge Glem Trío, Quintillo Ensable y Los
Chacón (Erick y Chipie), fabulosos en cada presentación.
A propósito
de trompetas, y antes de que silencie la memoria, la cita obligada fue la
clausura del evento… Linda Briceño brillante en su voz, Mariaca Semprún, Rafael
El Pollo Brito, Eddie Marcano, Marcial Isturiz (impactante con Píntame Angelitos Negros), Roberto Koch, Adolfo Herrera, Yonathan
Gavidia, Aquiles Báez, Jorge Glem, Diego Álvarez, Jorge Torres, Grupo Herencia,
Gabriel Chakarji, Héctor Hernández, y la presencia de todas esas voces que
hicieron tronar las noches en ritmos venezolanos. Que suene un país.
Escuche Mejor que te vas. José Alejandro Delgado
Escuche Mejor que te vas. José Alejandro Delgado
Lamento no haber podido disfrutar eso encuentros con la nueva sangre de autores y compositores de nuestro país.
ResponderEliminarEnvidio muy sanamente los momentos que viviste.
Ojalá se repitan esos conciertos para gozar de nuestra música y sus creadores.
Alí Agúero
Lamento no haber podido disfrutar eso encuentros con la nueva sangre de autores y compositores de nuestro país.
ResponderEliminarEnvidio muy sanamente los momentos que viviste.
Ojalá se repitan esos conciertos para gozar de nuestra música y sus creadores.
Alí Agúero