viernes, 22 de marzo de 2013

A la poesía

Pensar en la poesía me lleva directamente a los recuerdos de la escuela pública en donde estudié en Coche, la Carlos Delgado Chalbaud. La maestra nos enseñaba de la métrica de un soneto, de una copla, las décimas… Una vez nos asignaron como tarea buscar un ejemplo de glosa, y yo quedé prendada de una obra de Aquiles Nazoa,  Glosa para ir a la escuela, tanto me gustó que hasta música le puse y la cantaba cuando estaba a solas.


Comienza el año escolar 
y septiembre en Venezuela 
vuelve a ser como una escuela 
que se abre de par en par.
 Oh escuela de mi niñez 
cuando en las tardes llovía 
quién pudiera en un tranvía 
ir a tu encuentro otra vez
cerca ya de la vejez 
no te he podido olvidar, 
pues en mi afecto un lugar 
donde aún me cantas, existe, 
y en el que siempre más triste 
comienza el año escolar.

Y así seguía cada estrofa hasta completar el verso principal.
Otro poema que aprendí de memoria fue La loca Luz Caraballo, de Andrés Eloy Blanco, una glosa basada sobre  un verso anónimo:
Los deditos de tus manos,
los deditos de tus pies:
uno, dos, tres, cuatro, cinco,
seis, siete, ocho, nueve, diez.
Anónimo venezolano
De Chachopo a Apartadero
caminas, Luz Caraballo,
con violeticas de mayo,
con carneritos de enero;
inviernos del ventisquero,
farallón de los veranos,
con fríos cordilleranos,
con riscos y ajetreos,
se te van poniendo feos
 
los deditos de tus manos.

De Andrés Eloy Blanco también aprendí  Los tres mosquiteros, y me atrevo a asegurar que fue la primera vez que descubrí los arquetipos de nuestra venezolanidad aún latente. Paramís (para todos es la brega y Paramis es el dinero), Portós (El Juanbimba de nacimiento, porque Portós pago los platos y Portós doy el pecho…), y  Atos, el represor.
La poesía, sin embargo, llegó hasta mi, mucho antes de pisar escuela, mucho antes de abrir libros. Vino invisible, con un cuerpo callado apoyado en su máquina de escribir, abstraído de sus hijas. La poesía la conocí de las manos de mi padre, Héctor Pedreáñez Trejo.

Mi papá publicó sus propios libros de poesía, no hubo editorial que lo respaldara más que la misma que él inventó Ediciones Río Tirgua, haciendo honor a sus tierras cojedeñas.

Un día, de la misma escuela, nos pidieron como tarea, recitar un poema de un autor venezolano. Yo escogí a mi padre. Y tomé el que le dedicó a su madre, cuando ya había fallecido.


En la casa

Ella sigue en la casa todavía
tan silenciosa, tan meditabunda,
olvidada del llanto que la inunda
aunque la casa ahora está vacía.

Aunque la casa ahora esté vacía,
ella escucha las voces de los hijos 
correteando en el patio.
El regocijo de la añoranza le torna a dar la vida.

Pero la casa ahora está vacía
Y ella, la dulce-inmensa-silenciosa

 pasa en la casa  íngrima los días

Hecha su espera de melancolía

ve en el seco rosal si hay nuevas rosas 
Ella sola en la casa todavía


Yo quise seguir los pasos de mi padre en una temprana adolescencia. De aquellos años infantiles yo le escribí a la muerte y ya en la universidad un amigo, estudiante de periodismo como yo, pero de la Universidad del Zulia, publicó en un periódico de su escuela dos o tres versos míos. El también me regaló una poesía de Aquiles Nazoa:

Cuando yo digo el nombre de María, 
que para mí es la voz del agua clara, 
es como si a los campos me asomara 
con la mano de un niño entre la mía.


Porque su nombre es campo en lejanía 
con mastranteros de fragante vara 
y ella en las manos lleva y en la cara 
los olores suavísimos del día.
 

Así pues fue el amor, sencillamente, 
quien su nombre inscribió sobre mi frente 
con cinco letras de melancolía. 
(Así pues fue el amor, sencillamente).

Y no es mi voz sino el amor quien canta
como espiga sonora en mi garganta
cuando yo digo el nombre de María.


Y luego me llegó de la recomendación de otro gran amigo, José Manuel Garnica, un poema de  Jorge Luis Borges,  

Buenos Aires:

Y la ciudad, ahora, es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
será por eso que la quiero tanto.

Y nuevamente mi padre, volvió a enseñarme cómo de un dulce verso puede salir el terror más triste, el abismo que trunca, la dulzura del hogar envuelta en remolinos, cuando escribió casi de manera autobiográfica, La casita de La Mariposa. (Vivimos muchos años en El Cují, La Mariposa, y nuestra casa fue una de las que se derrumbó de una urbanización construida sobre tierras arcillosas poco estables):


La casita de la Mariposa 
tenía las paredes 
de almendra  y pastel. 
y pasó el Lagarto 
de baboso cuerpo 
mordiendo la puerta 
y el dulce dintel.  

La casita de la Mariposa 
tenìa su tejado 
de blando turrón. 
La Hormiguita roja 
con su tenacita 
le dió un mordisquito 
y celoso la espiaba 
el sapo glotón. 

La casita de la Mariposa 
tenía sembrado 
su lindo solar 
de fresas y rosas 
con su limonero 
y su naranjal. 

En esta casita 
vivían cuatro hermanas 
que alegres cantaban 
en clave de Fa: 

La Fe de la vida 
en el fértil campo. 
La Fugacidad del viento 
que corusca el lago, 
la Fragancia agreste 
del bosque cercano 
y la Frescura límpida 
del manantial. 

En esta casita, 
vivía contenta, además, 
soñando su dicha infinita 
el Hada Madrina 
Felicidad
Más llegó envidioso 
el Feroz Invierno, 
retumbante el paso 
y tosca la faz : 
con sus pies de lodo 
pisoteó el rosal, 
con su brazo artero, 
tronchó el limonero, 
taló el naranjal. 

Y de la casita 
de la Mariposa 
con saña golosa 
y gesto bestial 
el feroz Invierno 
engulló paredes, 
techito 
y solar.

Sólo diré que aún estoy pensando cómo añadir un verso final donde al feroz invierno da paso a una nueva primavera... O como decía un verso anónimo: "Lo que para la oruga es la muerte, es lo que al hombre significa mariposa".

Yo también tuve la valentía de regalar un poema a un amigo Hagamos un trato, de Mario Benedetti, muchos años después, nos volvimos a ver y él me mostró cómo aún guardaba en su billetera el papel desgastado.

Así ha estado la poesía como un oleaje en mi vida, se extiende, se repliega, me baña, me embriaga, me estremece...
El fin de semana pasado estuve como público en un recital de poesía, con mi amiga Ilse Gómez, y allí encontré nuevas voces. Y yo pensé, aquí está la mía, tímida, dubitativa aún, pero franca cuando la escribo, y espero que a alguien le llegue, sin pretensiones de sentirme poeta, sólo un alma que siente.

Hoy, Día Mundial de la Poesía,  no podía dejar de escribir en su nombre. También hoy vi su imagen por un segundo, a mis espaldas, sin poder mirár atrás, me robó el aliento el fuego de la tarde. Y no fue más que el reflejo del sol que avanzaba en un atardecer...

 21-03-2013




Postdata: 
Se me quedaron en esta historia muchos poetas sin mencionar. Esta mañana desperté recordando que en la época del liceo mi hermana Chally Pedreáñez me condujo a dos grandes que a ella le tocaba leer: Walt Whitman, y su clásico Hojas de Hierba, y Pablo Neruda con 20 poemas de amor y una canción desesperada.

Aqui les dejo un enlace donde encontrar los poemas de Neruda.

sábado, 2 de marzo de 2013

El sueño de Van Gogh por Japón



El cuadro de Vincent van Gogh (1853-1890),  La chambre de van Gogh à Arles, ubicado en el Museo de Orsay, en París, es una de las imágenes más reproducidas del artista en el mundo. Tanto como The bedroom, que forma parte de la colección del Instituto de Arte de Chicago, o su versión en miniatura, que puede ser apreciada en el Museo de Van Gogh, en Amsterdam.

Para los estudiosos de la obra de uno de los más dignos representantes del impresionismo europeo (y del expresionismo), esa afirmación puede resultar un lugar común. Pero para un mortal cualquiera como yo, descubrir que Van Gogh pintó su dormitorio en tres oportunidades por la simple coincidencia de haber comprado la misma postal en museos diferentes, puede resultar una revelación divertida. Las mejores lecciones se aprenden cuando es el mismo individuo quien las descubre.

Dos destinos turísticos y dos postales hablaron más que los libros de historia del arte. Al colocarlas juntas, se podría jugar aquél pasatiempo que invitaba a encontrar las diez diferencias en dibujos similares.

Los tres cuadros que pintó Vincent van Gogh están realizados prácticamente desde la misma perspectiva. Y puede ser que su relación con su espacio íntimo tenga que ver también con su estado anímico.

Refiere la página web del Museo de Orsay que en una de las tantas cartas que le escribió a su hermano Théo, Vincent busca expresar la tranquilidad, el descanso que le prescribían los médicos, resaltando la sencillez del dormitorio a través del simbolismo de los colores. <<Los muros lila pálido, el suelo de un rojo gastado y apagado, las sillas y la cama amarillo de cromo, las almohadas y la sábana verde limón muy pálido, la manta roja sangre, la mesa de aseo anaranjada, la palangana azul, la ventana verde", afirmando: "Había querido expresar un reposo absoluto mediante todos estos tonos diversos".
Mediante estos diferentes tonos, Van Gogh hace referencia a Japón, a sus crespones y a sus estampas. Se justifica de este modo: "Los Japoneses han vivido en interiores muy sencillos y que grandes artistas han vivido en este país."
Pese a que, para los japoneses, una habitación decorada con cuadros y muebles no parezca realmente sencilla, para Vincent es un dormitorio vacío con una cama de madera y dos sillas>>.

El óleo que se exhibe en el Museo de Amsterdam es el más antiguo, 1888 (The Bedroom). Una inundación del Ródano dañó la obra y entonces el artista, que para entonces se encontraba internado en el hospital de la ciudad, decidió volver a pintar su cuarto a instancias de Théo. Hay diferencias de luz, y entre los cuadros que decoran la habitación. Sobre esta segunda versión que se encuentra en Estados Unidos fue que el artista creó la miniatura que, junto con otras de sus obras, repitió para rendir homenaje a su familia. Este tercer cuadro es del año 1889, por lo que entre la primera versión y la última sólo se sucedió un año.

Su hermana Willemien fue la dueña de esta pieza, que posteriormente la adquirió el príncipe Kojiro Matsukata (1835-1924), quien además figura como fundador del Museo Nacional de Tokio. En 1959, tras el acuerdo de paz franco-japonés, la obra regresa al patrimonio francés.

Japón inspirador inspirado

Que el príncipe Matsukata haya adquirido ese cuadro de Van Gogh da pie a otra serie de asociaciones entre el artista y el país nipón.  Vincent sentía una fascinación por las estampas japonesas, el  ukiyo-e. El 15 de Julio de 1888, le escribió a Théo “Todas mis obras están basadas en algo del arte japonés”. Mientras vivió en Paris, el artista se dedicó a coleccionar  estas piezas  y en el museo de Amsterdam se exhiben cerca de 500 obras que fueron de su propiedad.  Eisen Keisai (1790-1848) y Hiroshige Utagawa (1797-1858) fueron dos de los artistas que Van Gogh admiró y trató de emular en sus propios cuadros. Decía el pintor que las estampas japonesas lo hacían sentir mucho más alegre y feliz.  Era una manera de viajar a ese mundo imaginario, lleno de colores y de paz, señala una página que hace referencia a la exposición "Van Gogh, sueño de Japón", que se presenta en la Pinacoteca de París hasta el 17 de marzo de este año (2013). 


Cuando Théo le anuncia a su hermano el nacimiento de su sobrino Vincent Willem, el 31 de Enero de 1890, el artista dibuja el óleo Almendro en Flor, claramente influenciado por la técnica japonesa. Las ramas floreadas sobre el azul turquesa representa para el artista el símbolo de la nueva vida. 




Esta relación cíclica entre Van Gogh y Japón viajó muchos años después al cine. Fue el director Akira Kurosawa, en su obra maestra “Los Sueños”, quien tiende nuevamente el puente de las artes para que un artista japonés que admira al maestro del impresionismo lo busque a través de sus cuadros y se adentre en ellos hasta lograr conversar con él. Curiosamente, la obra que resalta en el discurso cinematográfico es Trigal con cuervos, la última pintura de Van Gogh, màs orientada al expresionismo, totalmente contraria a los trazos finos y delicados de las pinceladas japonesas, y que demuestra el espíritu atormentado que estaba viviendo el artista por esos momentos. Kurosawa recrea en sus escenas los paisajes pintados por el artista, con una sutilidad onírica que nos hace sentir que somos nosotros mismos los que vivimos ese sueño.





(Cabe mencionar que incluí la obra Almendro en Flor, como un homenaje a mi hermana Marjory, quien recientemente adquirió un afiche con ese óleo, mientras que yo desde mi estudio observo otro árbol florido del mismo autor:  una postal de The pink peach tree)

Y aqui yo también puedo entrar en su obra, como Kurosawa...

 

viernes, 1 de marzo de 2013

28 días de fotos con RMTF

Hace un año observé cómo dos de mis amigos fotógrafos se divertían tomando fotos para el reto "UnaFotoxDíax28Días" de Roberto Mata Taller de Fotografía (Gunther y Fernando Luna). Cada día era una locura mayor, pero era divertido ver cómo se las ingeniaban para sacar adelante su imaginación y expresar con imágenes las ocurrencias de los organizadores del concurso.

Este año, decidí divertirme como ellos. Aqui voy aprendiendo de un arte que me apasiona, con los talleres que dicta la Organización Nelson Garrido, y mi profesora Gala. Cabe decir que tanto RMTF como la ONG son excelentes espacios para aprender de fotografía.
Volviendo al reto de "UnaFotoxDíax28Días

", estaba establecido en las bases que uno debía mantener un hilo conductor en el discurso fotográfico. Como yo quise tomarme este reto como un juego, decidí que mi hilo conductor serían, justamente,  los juegos, pero principalmente aquellos que colmaron mi infancia. Era sencillo, porque además, me gusta coleccionar juguetes y tengo guardadas perinolas de madera, yoyos, metras, dados, los juegos de mesa con los que compartí con mis tres hermanas y nuestros amigos, y los juguetes que mis hijos aún guardan de su propia infancia. También quería trabajar con las sombras.

Vino el primer reto: Un intestino largo, y en lo que pensé fue que me tocaba arrojar los dados a ese primer turno. Los dos collares eran de colores chillones, uno amarillo y el otro rojo, lo que me obligó a transformar la foto a blanco y negro.


Así comenzó este juego de creatividad, que yo internamente llamo, Todos los juegos, el juego.

Aqui están las siguientes imágenes, que por cierto, hay unas cuantas que no me gustaron, pero que tuve que optar por ellas antes de perder mi turno... he mantenido la constancia y eso es lo que me motiva a escribirlo hoy en el blog. Que las fotos sean horizontales o verticales también fue intencional, así como unas son a colores y otras a blanco y negro, es como las sensaciones de montañas rusas que sentimos en la vida.

2) Un detector de mentiras: con un as de póker, donde todos los jugadores engañan.


3) Un pony varonil: Con el caballo del ajedrez sobre una pista de Scrabble.

4) Un nudillo: quise ser precisa y que fuera uno sólo, ni dos ni tres, con el nudo del yoyo sugerido.

 5) Un lujo tercermundista: monopolio habitacional en la "Torre de David". La foto de la Torre de David la elaboré con tomas desde mi carro.


6) Un vegetariano predicador: Blue es un amigo imaginario, que amistosamente promueve verduras y frutas con los brazos alzados.


7) Una lengua materna: sin palabras, sólo Boogle. Este pabellón criollo lo encargué en un restaurant. Luego lo pedí para llevar y se lo regalé al mendigo Ramón, quien suele estar en la cuadra donde vivo.



8) Un autógrafo de Justin Bieber (dedicado): ¿a quien más?, con pluma de Mimí.


9) Un mensaje telepático: solía escuchar a mis hermanas por esos vasitos que nos inventábamos, ¿Será que llega a la mente? quería que el hilo dijera "sigo aqui", pero al halarlo no duró mucho, e igualmente los mensajes sólo llegan al receptor "de mente a mente". Así que lo que fuera...




10) Un daño colateral: En mi casa el Risk siempre fue un juego interminable, entre invasiones y guerras no había nunca un vencedor...Por ahí se ven Afganistán, Egipto, el norte de Africa...



11) Una garantía de por vida: Life es un juego parecido al monopolio, pero en lugar de dados, tenía ruleta y uno se casa, tiene hijos, se gradúa, te asignan la profesión, inviertes, etc. Pero lo único que puede seguir siendo igual de por vida es una piedra, como la amatista. Y ni siquiera eso..hasta  las piedras cambian con el roce del viento, del sol, de la tierra.


12) Un donante universal: una de mis preferidas, con la bolondrona haciendo el "O negativo", sobre unos glóbulos rojos a base de "Froot loops", pero la preferí a blanco y negro. Y el color sugerido de una gota de sangre.


13) Un muro de Berlín: Una mezcla de legos y ladrillos de juguetes de construcción. Eso sí, debía ser el día de su derribo...

14) Una incapacidad: Así no se puede jugar perinola (y menos mal que vino este reto, porque ya me estaba preguntando cuándo iba a usar la perinola).


15) Un hombre invisible: Aqui mis hijos ya se estaban amotinando de que les pidiera ayuda para mis fotos, pero siguieron al bate en mi competencia.


16) Un cambio climático: Otra de mis preferidas, con el trompo como un iceberg...


17) Un quórum: este juguetito creo que es chino, no le sé el nombre, pero tenían su convención frente al maestro creador: el tronco de un árbol.



18) Una medida disciplinaria: Era evidente.



19) Un titubeo: ¿Cuál de todas caerá? o los traspiés de las bolitas del Bingo.



20) Un héroe local: Honor a quien nos trajo otra medalla de oro a Venezuela. Rubén Limardo, touché.


21) Un segundo: Estuve a punto de usar un reloj de arena, pero al final el segundo es el mismo que produce el click de la cámara, que además refleja su flash en la burbuja.  La alegría de una pompa de jabón suele durar un segundo. La idea me la sugirió mi sobrina política, Sasha Peralta, Tata, desde Colombia.



22) Un Mutante: Una figura de origami es una mutación del papel virgen, y las sombras sirven de esa transformación, homenaje a otro juego oriental, los palitos chinos, si bien el origami es de origen japonés. La figura del ave en origami es un regalo que recibí de mi hermana mayor, Marjory.



23) Un kamikaze: Literalmente eran aviones que se estrellaban contra barcos, puse uno de madera en un mar de metras, y éste fue el resultado. Lo curioso es que quería hacer una foto donde destacara la sombra del avión, pero al ver ésta, descarté las demás y me quedé con ella.


24) Un extraterrestre adaptado: vino para disfrutar en los rascacielos, como en la ciudad de Nueva York donde cualquiera es invisible. pero esta ciudad de ludópatas debía estar marcado por la autopista del Ludo. Los edificios en negro los hizo mi hija Elvira hace un tiempo y ella me los sugirió.


25) Una especie en extinción: Con tantos juegos electrónicos ya los niños no juegan con la liga como lo hacíamos en mi generación. Sólo unos pocos la salvan de la extinción. Curiosamente, mi hija cargaba en su cuello una tortuga de madera, como la tortuga carey, que observa a su par de infortunio.



26) Un tres en uno: fue fácil, tres juegos en un sólo tablero...


27) Una pelusa: en el argot venezolano eso es algo abundante...Llegar al día 27 y haber pasado todos los retos fue para mi como dicen los pavos "demasiado". Popularmente, una pelusa, que corona el día rodeada de abundantes colores y circunferencias:  metras, damas chinas, piezas del bingo...




Día 28) Una llama eterna. Mucho antes de saber el reto final había pensado que haría algo relacionado con un homenaje a todas las fotos, con el ojo y las cartas. La llama vino como anillo al dedo. Pero era muy difícil ubicarla en el iris y al mismo tiempo tener el lente en la misma dirección. Pero me gustó el resultado. Sólo que debía saber algo más del póker...



Y me acabo de dar cuenta que aún me quedó un juego al cual rendirle homenaje, porque con ése compartí muchas horas con mis hermanas y es como recuerdo a mi mamá, cuando llegaba del trabajo y se sentaba con nosotras a demostrarnos sus destrezas y a enseñarnos a hacerlo igual: el yaqui. También lo jugué con mis hijos, pero nunca como lo hizo mi mamá con nosotras. Cada foto fue encontrarme con mi pasado y volver a jugar como una niña.